El Pastor belga, aunque cada vez en menor escala, se utiliza todavía para custodiar los rebaños. Sin embargo, su carácter extremadamente sensible y su obediencia al amo, conjuntamente con una perspicacia y una sensibilidad muy desarrolladas, lo han alejado progresivamente de los animales acercándolo más al hombre. Su facilidad para el aprendizaje lo ha convertido en un excelente perro de defensa y de guardia. Por su particular sensibilidad, el adiestramiento se realiza con delicadeza, eliminando absolutamente cualquier forma de apremio o de brusquedad. Si se le trata correctamente, da óptimos resultados, compitiendo de igual a igual con sus más conocidos parientes alemanes. De las cuatro variedades, las que dan mejores resultados son, sin lugar a dudas, el Groenendael, el Tervueren y el Malinois aunque tal vez por su mayor difusión, sobresale el primero que ha sido adoptado como auxiliar por algunos departamentos de la policía belga. Como todos los otros perros de pastor, también el belga tiene necesidades de mucho espacio.